El niño está hecho de cien. El niño posee cien lenguas, cien manos, cien pensamientos, cien formas de pensar, de jugar y de hablar. Cien ,siempre cien, maneras de escuchar, de sorprender y de amar, cien alegrías para cantar y entender, cien mundos para descubrir, cien mundos para inventar, cien mundos para soñar. El niño tiene cien lenguajes (y más de cien, cien, cien) pero le roban noventa y nueve. Loris Malaguzzi